martes, 6 de enero de 2009

Con el pie derecho

Mi heladera había sufrido el síndrome de viaje inminente durante todo el 31, de modo que esa madrugada no tuve otra opción que comer algo en la terminal. Después de bailar toda la noche en el planetario llegué a Retiro a las 8:50 am con resaca y muerta de hambre, busqué el único bar abierto y me pedí un sandwich. Me lo comí en menos de cinco minutos. Mi colectivo salía a las 10, así que saqué la última THC y me puse a leer.

A las pocas páginas y habiendo leído sólo algunos epígrafes, me cagué de sueño de repente. Trataba de leer y no podía terminar un renglón. Me dormía. Veía todo nublado, tenía pensamientos absurdos y de repente me despabilaba cuando escuchaba algo de "anuncia la partida" por los altoparlantes. Miraba el reloj cada vez que entraba en razón, y las 10 parecían no llegar nunca. Me volví a dormir unas tres o cuatro veces por intervalos de tiempo ridículamente breves.

Hasta que en uno de esos mensajes por los altavoces escuché fghdfjghkhfjghdfPLUSMARjkhsdjfhsGESSELLDIEZYMEDIAdfsfsdfsdffff
dbbyhgfPLATAFORMAOCHO
. Pegué un salto, miré el reloj del celular y eran las 9:40, veinte minutos antes de la hora de partida que figuraba en mi pasaje. Podrían haber sido los veinte minutos más largos de mi vida, pero no. Me acerqué a la plataforma ocho y ahí estaba el colectivo, con mi asiento de coche cama y una bandejita con cosas ricas encima. Me subí y apenas me senté, caí rendida. El 2009 había empezado basante bien.

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