viernes, 24 de octubre de 2008

Campaña de prevención

Un tipo de gente que no tolero es la que apenas llega a un lugar quiere hacerse amiga de todos. No me refiero a los que tienen buena onda o son muy simpáticos, sino puntualmente a los que quieren hacerse amigos de todos los presentes, que son algo muy distinto. A veces incluso no sólo quieren hacerse amigos, sino que a los cinco minutos piensan que son realmente amigos de las personas que conocen desde hace cinco minutos.

Este tipo de personas desarrolla conductas viles y deplorables. Una de ellas consiste en llamar a todos por el apodo que suponen que tienen: le dicen "Belu", "Guada", "Sofi", a personas con las que no llegaron a intercambiar tres frases (a mí suelen decirme "Pachu" y los quiero matar).

Otra cosa que hacen es que, con tal de hablar de cualquier pavada para ser el centro de atención al menos por unos segundos, relacionan cualquier tema de conversación con sus propias vivencias o puntos de vista. Esto se relaciona, claro, con su tercera cualidad: como son absolutamente rudimentarios y pobres de espíritu, les resulta por completo imposible sostener una charla acerca de un tema que no remita a características personales de los que están involucrados en ella. Por ejemplo:

-Jhghssahahjjjaakkkjduiii (gente debatiendo acerca del argumento de una película de Woody Allen)
-Ay, a mí me encanta Woody Allen!

-KLoopoeoooppdhshshhhpp (gente debatiendo acerca del vegetarianismo)
-Ay yo no puedo, me encanta la pata de pollo.

-Hjjjkktktkkttpppddidooooo (gente debatiendo acerca de la existencia de dios)
-Ay, yo creo que "algo" tiene que haber, viste.

-Btttftftftftfuuuyyyyyfjhfjjff (gente debatiendo acerca de medicina ayurvédica)
-Queeeeeeeee? Ay no sé qué es eso, yo de esas cosas raras no entiendo nada.

En muchos casos, ante esta situación, esta clase de personas intentará sacar un tema de conversación donde sí pueda expresarse a sus anchas, como ser: su incierta orientación vocacional, su sobrino (con fotos en el celular), el programa de Andrea del Boca, su rutina de gimnasio o su único amigo gay, al que suelen presenar como un fenómeno de la naturaleza.

Por cuestiones que el inteligente lector sabrá dilucidar, es de suma urgencia detener a tiempo el dañino proceder de estas criaturas miserables. No se han registrado más características porque, en la amplia mayoría de los casos, los demás presentes se encargan de echarle flit al especimen al tercer o cuarto intento de hacerse amigo, y en consecuencia su accionar no puede ir más allá de lo detallado por el presente estudio. Estáis advertidos.

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