miércoles, 26 de noviembre de 2008

Todos los plasmas se ven mal, la calidad de imagen es igual a la de un televisor comun, o incluso peor si se ve todo pixelado, y son un tremendo gasto al pedo por el cual empenian su vida las mediocres victimas del consumo exacerbado y la publicidad enganiosa.
Sin embargo, siempre que voy a una casa con un plasma siento tanta lastima por la fortuna que desembolso el pobre imbecil y por lo poderoso que se debe sentir ahora que tiene esa porqueria ocupandole la mitad del living, que me limito a decir "que bueno che, te felicito!".

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