viernes, 19 de octubre de 2007

Atrévete Teté

Gris te dice "no sabés la que me mandé ayer! me puse en cuclillas de espaldas al piano y empecé a tocar con la mano derecha estirada hacia atrás", o "fui vestido increíble, todos me dijeron que tenía el mejor traje que vieron en su vida", o "no sabés el cuadro que pinté anoche". O sino te cuenta cómo retrucó un comentario mala onda, o cómo leyó en público algo que escribió, o el bajón delicioso que le preparó a unos amigos. Claro, lo que él hace es contarte eso tan maravilloso que él hizo pero que vos no viste porque no estabas, pero que si lo hubieras visto lo habrías admirado, te habría hecho reír o te habría encantado que lo hiciera.
Todos nosotros, en cambio, cuántas veces hacemos una observación que hace reír a carcajadas a todos los presentes, o nos vestimos como nunca en nuestra vida, o citamos a un extravagante escritor en el momento oportuno, y nos enorgullecemos hasta el infinito pero nos quedamos con las ganas de que nos vea más gente?Nos lo guardamos porque nos sentimos medio nabos hablando de nuestras hazañas, pero en realidad nos habríamos muerto de ganas de que nos viera todo el mundo (o bien alguien en particular) haciendo eso que hicimos, y entonces esperamos desolados que alguno se lo comente a aquellos que no estuvieron.
Gris tiene la posta: basta de prejuicios idiotas y contemos lo que queremos que el mundo sepa de nosotros.


N de la R 1: los tiempos de los verbos de este post son un quilombo.
N de la R 2: la última frase parece un slogan de Schneider.

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