martes, 29 de julio de 2008

Acostumbrarse es morir un poco

Es la una de la madrugada. En la plaza que está enfrente de mi casa hay un chico andando en patineta. No tiene más de 18 años, y lleva una mochila con la calavera de los Misfits. Está tratando de que ruede la patineta mientras él pega un saltito en el aire, no puede, me sorprende que después de varios intentos fallidos no haya perdido ni un poco de su energía. No es demasiado hábil, pero seguirá intentando varias veces. Desde hace media hora lo veo pasar una y otra vez, de un extremo al otro, a gran velocidad, dando saltos y vueltas. Se divierte mucho patinando. Mientras lo observo no tengo ni la menor duda de que en realidad la placita es suya, que le pertenece a él, que la disfruta, que la merece más. Que yo sólo la miro por la ventana todos los días.

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