viernes, 21 de septiembre de 2007

It´s oh sooooooooooooo quiet

NO vean la película de Bjork. Si un amigo les dice que le gustó, su amigo es un posmoderno imbécil. Esa película es horrible, no pasa un carajo en dos horas y media. Uno al principio se queda porque dice "qué lindo mar! qué lindos bailes! qué lindos viejos chinos!" pero no pasa NADA en ningún momento. Dos horas y media de NADA, sabés lo que es?? Y sabés lo que es querer irte pero que te desanime ver que tendrías que pasarle por encima a una fila de veinte espectadores?? A la media hora de que empezó, cuando ya empecé a bajar las expectativas (que nunca fueron tantas tampoco, dado que sé de estas cosas, algo así como intuición fílmica), le pregunté a Sebas si le gustaba y me contestó "SI" y entonces yo dije cagamos. Más o menos me la venía bancando hasta que cuando me parecía que estaba por terminar miro el reloj y FALTABAN CUARENTA Y CINCO MINUTOS!!! porque claro, es eterrrrrrrrrna como toda obra pretensiosa. Y ahí me puse loca y determiné que no me iba a quedar hasta que terminara ese bodrio, pero como a Sebas le venía gustando me tenía que ir sola y esperarlo.
Me voy a tomar un café dije, pero como estaba en el Malba no iba a encontrar un bar en diez cuadras a la redonda, al menos uno donde no me cobraran un millón de pesos por una coca.
Pensé en ir al baño para distenderme, pero eso implicaba volver y la sola idea me hacía sufrir.
Pensé en sentarme en la entradita pero hacía frío.
Pensé en ir a la muestra permanente pero estaba cerrada porque eran las once de la noche.
Cuando no me quedaba alternativa, dije ME TORRO, y me puse la campera a modo de frazada. Traté de conectarme con lo aburrida que era la película, pero ni sueño tenía porque había dormido hasta tarde, y recién eran las once de la noche.
De modo que sin otra opción me quedé a las puteadas y cambiando de posición en la butaca cada dos segundos. Y seguí pensando alternativas para huir, pero como todas eran un horror me fui justo cuando terminó la película, una hora más tarde, porque duró más de lo que me habían comentado. Lo peor fue enterarme cuando salí de que a Sebas le pareció lo mismo, nos podríamos haber vuelto a casa en hermosa compañía en vez de comernos ese potingue pelotudo. Repito: no vayan.

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