jueves, 12 de julio de 2007

Amo ir al cine los días de semana a la tarde para que la sala esté VACÍA y ver la película SOLA, es infalible, un martes a las tres de la tarde en un cine tranqui es obvio que no va a haber nadie. Tampoco me molesta la mucha gente pero esto tiene como una magia muy linda. No va que hoy voy al Tita Merello a ver Sensaciones y apenas llego había en la cola UN CONTINGENTE DE ESTUDIANTES SECUNDARIOS que habían ido a ver la peli con sus profesoras. Apenas noté que no había nadie más, que éramos ellos y yo, supe lo que me esperaba: gritos y pochoclos revoleados de una punta a la otra hasta que empezó la película, después se encargaron de reirse a carcajadas cada vez que aparecía un porro, un gordo, un forro, un gay o una mala palabra y por supuesto de lucir sus estentóreos ringtones de Axel Fernando. Todo mal.
La película en cuestión es un documental intercalado con dramatizaciones, pocas pero horribles, HO-RRIBLES, información copada y testimonios interesantes hechos pelotita culpa de un ruludo de overol que me quiere hacer creer que tiene sida y no tuvo ni varicela en el jardín. Igual veanlá que está buena.

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