martes, 15 de mayo de 2007

Manu, cada vez que escucho el regalo que me hiciste (porque NO CABE DUDA de que es PARA MÍ, aunque se te haya escapado un Valeria, no puede ser para nadie más) siento que me abrazás y me hacés caricias en el pelo mientras yo lloro como loca y me mirás sonriendo y dejándome llorar todo todo todo lo que quiero y así soy más feliz que nadie hasta que termina. No hay mucho que pueda hacer a cambio de tanto amor todo junto, más que agradecértelo infinitamente y en público bajo riesgo de parecerme a los jujeños que hinchan por los de operación triunfo en las plazas. Sólo te pido que si estoy en un bondi mejor te pongas con un Welcome to Tijuana o algo así porque me da verguencita mi cara roja y sonarme los mocos, total después nos queda todo el tiempo del mundo para gritar y patalear, mientras me decís que mejor me ría un poco, que nada es tan importante.

_