martes, 29 de mayo de 2007

A priori me resultan interesantes las personas que ejercen una profesión que, al menos para mí, es más frecuente en el sexo opuesto. Me llaman la atención los psicólogos, los profesores de yoga, las ingenieras, los bailarines, las bateristas, los diseñadores de ropa, las mujeres que trabajan en política, los estudiantes de Letras o Diseño de Indumentaria, las carpinteras, los escenógrafos, las economistas (no contadoras), y un largo etcétera. Sin embargo no soporto a los fans de las computadoritas cualquiera sea su género, y adhiero en forma tan insustentada como ardorosa a la creencia popular que afirma que los ginecólogos hombres son una manga de pajeros perversísimos.

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