miércoles, 27 de junio de 2007

Cualquier excusa es buena

Decidí que hasta el domingo voy a comer como un caballo sin que me importe nada, porque tengo una idea tan terrible de la jornada laboral de ocho horas diarias que siento que no voy a tener tiempo ni de tragar una galletita y entonces voy a compensar, cualquiera. Aunque el propósito se estableció firmemente hoy martes, vengo implementando este régimen desde hace VARIOS días sin darme cuenta. De hecho había armado toda una crónica de mis excesos gastronómicos para este post pero cuando lo releí casi me dan ganas de tirarme abajo de Puente Alsina y que me coman las ratas, por lo cual me limito a rogar por este medio que Dios bendiga y guarde mi metabolismo.

_