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Ya se me fue la fiebre y de a poco fui retomando mis actividades habituales, entre ellas claro la presente actualización. El lunes tuve que salir un cachito a la tarde, taxi puerta a puerta y bien bien abrigada. El martes me levanté temprano para ir a la facultad pero entre que me había acostado tardísimo, me levanté tres veces por mocos, tos y dolores musculares y encima tuve que tomar el remedio una hora antes de despertarme estaba muerta de sueño y me quedé, claro, viendo tele y durmiendo, hasta que un poquito más descansada tuve otros menesteres que cumplir. Hoy volví a la facultad y a todas mis tareas de rigor (es decir, no las sociales ni las maritales) abrigada como en el Polo y respirando a través de la bufanda de lana para no chupar aire frío. Todavía me duele la garganta y tengo pánico a recaer, no suelto los antibióticos ni loca, NI LOCA, ya me van a ver en E! dentro de un par de años rodeada de ovejas y ardillas mientras lucho contra mi adicción a la bencidamina con la boca toda violeta.