lunes, 25 de junio de 2007

Estoy harta de que todo el mundo piense que el no tener un trabajo de esclavo con horarios restrictivos implica estar al soberano pedo todo el día y poder arreglar un encuentro en Hawai de un segundo para el otro si ellos lo desean. Frases como "pasame a buscar por el trabajo", "¿qué podés tener que hacer un martes a las diez de la mañana?" o "lo dejamos para la noche total vos no madrugás" me tienen a esta altura los huevos al plato. Por suerte es probable que el lunes toda esta pesadilla termine y mis tiempos comiencen a ser respetados como es debido. Gracias.

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