domingo, 24 de junio de 2007

Nos vamos poniendo viejos

El lunes que viene me incorporo al régimen esclavista imperante en el capitalismo porque empiezo a trabajar como negro, es decir ocho horas diarias. Oficinas en el Museo Renault, jefe macanudo pero del tipo lector de Quièn se ha llevado mi queso o de Bernardo Stamateas que en la entrevista me pide que enumere tres virtudes y tres defectos míos y que al ver en mi currículum mi desmesuradamente extensa trayectoria actoral dice que "hay que desconfiar de los que se pintan la cara" (!!!!!!!!!!!). Estoy ansiosa porque me encantan los desafíos, pero tengo miedo de quedarme dormida el primer día, de tomar la costumbre de maquillarme a diario y vestirme como un muñequito de torta, perder un papel importante, colgar con la facu o decirle Licenciado a un Doctor y que me armen quilombo por eso. Tampoco me gusta nada tener que resignar salidas nocturnas intrasemanales, quedarme leyendo en la cama hasta tardísimo y menos que menos dejar más de uno de los talleres que vengo atendiendo. Lo bueno de la cuestión es que como al fin y al cabo soy una nena de mamá si no me gusta largo todo y vuelvo a la adolescente programación habitual.

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